martes, 2 de julio de 2013

María del Carmen Colombo: La caída










































 Caigo, hacia adentro, como se cae en los sueños. Alguien cubre mi cabeza con su mano, y la caída parece  detenerse. Siento el olor penetrante del alcanfor, viene del fondo del cuenco, que ahora parece un agujero de paredes ásperas. Palpo el descarnado regazo, sus paredes, secas, como hueso. ¿Quién me ha dejado aquí? Me ahogo y asomo la cabeza. Ráfagas con olor a petróleo me envuelven. Miro hacia arriba, buscando protección, pero sólo encuentro el enrejado del puente por donde asoma el cielo.  Otra vez parece que voy a caer;  y me aferro a ese cuerpo que me aúpa,  oculto mi cara  y cierro los ojos entre los brazos de la abuela. Puedo escuchar cómo tose  a lo lejos un remolcador. Curiosa entreabro  los ojos y espío al gran chinchorro repleto de gente que, ahí cerca, sube y baja embriagado por el balanceo del agua aceitosa, que oscila al compás de los remos del barquero. El mareo me obliga a buscar refugio en la abuela, nuevamente. Hasta que una voz avisa que estamos por llegar al otro lado. Las orillas  del barrio de La Boca  se van haciendo cada vez más coloridas.






 +Texto inédito, incluido en un nuevo libro de relatos. 

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