Jorge, alias "Cañón" -porque no se le entendía cuando decía "camión"-, vivía en el conventillo de Necochea 1315, al lado del Bar Ultramar. Allí convivía con su mamá, su papá y varios hermanos. Siempre, hasta sus últimos días vivió en ese lugar.
Cuando tuvo 11 o 12 años, su apodo cambió: lo llamaban "Abuela", porque si lo peleaban llamaba a su abuela
para que lo defienda.
Terminó el primario en la Escuela 14, del Consejo Escolar 4to.
No quiso seguir estudiando, y se dedicó a trabajar: fue hielero (durante los veranos), cadete en la tienda del señor Bensakén,
donde conoció a una vendedora y se puso de novio.
Más tarde, se dedicó a pintar paredes, con mucho éxito. Y, en la época de primavera-verano organizaba los famosos "Picnics de Abuela", en el Parque Pereyra, la rivera de Quilmes, Punta Lara. No hizo el servicio militar por una herida que tenía en la cara. Se casó con su novia y tuvo tres hijos: un varón y dos nenas.
No era muy bien visto en el barrio, porque era muy pobre, pero también muy libre.
Jorge era amigo de mi hermano Luis, a quien llamaba por su apellido: Colombo.
Se enfermó gravemente debido a un virus que, según los médicos, tenía que ver con el contacto con aves. Por eso, durante tres meses vivió en la casa de la hija. Su estado no le permitía encontrarse con mi hermano en el bar Roma, como lo hacía cuando eran adolescentes.
Carlos Schaff, alias "Puchero de hueso", o "Come Clavos" (como lo bautizara el actor Héctor Alterio) le daba trabajo, aunque la remuneración no era acorde con las tareas que Jorge hacía, de gran responsibilidad, ya que tenía que cuidar un depósito donde había metales muy valiosos. Justamente, fue Schaff el que le avisó a mi hermano que Jorge había muerto.
Hoy lo recordamos, no tenemos ni siquiera una foto de él, pero lo hacemos porque era un vecino de La Boca noble, íntegro, honesto, trabajador y gran amigo de sus amigos. Seguramente, descansa en paz.
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